SHIPWRECK, de Warren Ellis y Phil Hester

SHIPWRECK - Warren Ellis - Phil Hester
De Warren Ellis, a estas alturas, he aprendido a esperar que no sé qué esperar. Si por algo se ha caracterizado el veterano escritor a lo largo de su carrera, es por haber tocado prácticamente cualquier palo con todo tipo de acercamientos. Rehuyendo siempre el corsé del ubicuo subgénero de la apolineidad con spandex, ha escrito cómic histórico, serie negra, terror, ciencia-ficción, espada y brujería, fantástico en general, acción pura... O cómics de superhéroes, incluso cómics de superhéroes que no son cómics de superhéroes. Echen un vistazo al listado de su bibliografía y flípenlo.

Y resulta que Ellis, además de un muy buen escritor, es un señor que lee mucho y, en general, se empapa hasta chorrear de cualquier cosa que humedezca el ambiente que nos ha tocado en mejor o peor suerte; sigan su newsletter una temporada y descubrirán el tipo de intereses bleeding edge que mueven al buen doctor. Y, claro, eso se refleja en sus obras, particularmente de un tiempo a esta parte. De sus lecturas con ciertas corrientes más o menos ligadas al Realismo Especulativo (incluyendo una de sus ramas-fuente, la CCRU, o la versión nihilista de Thacker, Brassier, Ligotti y cía) hemos tenido algunas notas en trabajos como sus excelentes -opino- Injection o Karnak, por ejemplo. El caso es que nuestro autor se reinventa en cada obra, experimenta -sobre unas muy sólidas bases narrativas y un oficio bien aprendido, eso sí- y, como era de esperar, acierta más en unos que en otros casos. Que resulta algo irregular, vamos. Eso sí: siempre digo que incluso en sus momentos más bajos no falta algún momento, algún toque de su genio propio, la "ellisiada" que lo hace reconocible y que es lo que marca la diferencia con otros autores no menos prolíficos, pero de categoría menor.

Ah, que yo venía a hablarles de Shipwreck. Me he comido el espacio con naderías, así que, escuetamente: es rarito de solemnidad, con lo que los encefalogramas no alcaloideos dense por excluidos; el dibujo angular y cuasiabstracto de Phil Hester suma a lo anterior. Y es sugerente, abierto a interpretaciones y más lineal de lo que parece, valga la contradicción. Y hay ideas, personajes y desarrollos de mérito, esqueleto del asunto que es lo único que tiendo a dar por sentado. Sobre el resto, esperen el no saber qué esperar.

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