De este cómic nunca he oído hablar, al menos en la lengua de Santa Teresa, ni bien ni mal, así que si acaso digo yo algo: que es ágil, entretenido, gamberro y carismático, exactamente lo mismo que su protagonista. No se ha publicado por aquí, pero podrán encontrar un cómodo omnibus, en la lengua de Justin Timberlake, en su tienda amiga.
Que sepan que esto sale gracias a los esfuerzos de su creador, guionista, editor y probablemente mejor persona, Josh Blaylock, en su sello Devil's Due Entertainment. Y que lo dibuja, y muy bien según mi defectuoso parecer, Matt Merhoff. Y vale, es la típica cosa en la que no te fijas; parece el enésimo intento por revivir las glorias (ejem) pasadas de las Bad Girls noventeras, a las que un puñado de autores y editoriales parecen seguir abonados (ya saben, del palo Lady Death o Tarot, Witch of the Black Rose que, lo crean o no, anacronismos vivientes, se siguen publicando a día de hoy). Y sí, pero no; aquí, para variar, hay guiones sólidos en su línea, con unos diálogos muchas veces particularmente inspirados. "Inspirados" en el sentido de molones, de barra de garito y gente joven, chupi y taleguera, por si saben a qué me refiero. Y el arte va de anatomías proporcionadas y creíbles y se trabaja los fondos, rompiendo definitivamente con la Weltanschauung noventera y dando a entender que esto es otra cosa.
Y en fin. La de bodrietes indie con los que nos venden la moto Image y demás, y qué pena que una cosa tan estimable destaque tanto como un señor con mostacho en una concentración de Vox. A ver, que un Pulitzer no va a ganar, y que eso le chupa un pie, pues también.
Que sepan que esto sale gracias a los esfuerzos de su creador, guionista, editor y probablemente mejor persona, Josh Blaylock, en su sello Devil's Due Entertainment. Y que lo dibuja, y muy bien según mi defectuoso parecer, Matt Merhoff. Y vale, es la típica cosa en la que no te fijas; parece el enésimo intento por revivir las glorias (ejem) pasadas de las Bad Girls noventeras, a las que un puñado de autores y editoriales parecen seguir abonados (ya saben, del palo Lady Death o Tarot, Witch of the Black Rose que, lo crean o no, anacronismos vivientes, se siguen publicando a día de hoy). Y sí, pero no; aquí, para variar, hay guiones sólidos en su línea, con unos diálogos muchas veces particularmente inspirados. "Inspirados" en el sentido de molones, de barra de garito y gente joven, chupi y taleguera, por si saben a qué me refiero. Y el arte va de anatomías proporcionadas y creíbles y se trabaja los fondos, rompiendo definitivamente con la Weltanschauung noventera y dando a entender que esto es otra cosa.
Y en fin. La de bodrietes indie con los que nos venden la moto Image y demás, y qué pena que una cosa tan estimable destaque tanto como un señor con mostacho en una concentración de Vox. A ver, que un Pulitzer no va a ganar, y que eso le chupa un pie, pues también.
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